11 · 05 · 25 Conan: un bárbaro y destructor en México Share with twitter Share with facebook Share with mail Copy to clipboard Rafael Aviña Conan, el bárbaro (1982), de John Milius, y Excalibur (1981), de John Boorman, —quizá el mejor traslado a la pantalla de los mitos arturianos y sus caballeros de la Mesa Redonda—, marcan el inicio de una suerte de subgénero que se perdería en esa misma década de los años ochenta. El cine de la fantasía heroica y de “magia y espada” a las que se sumaban obras como: Krull, El señor de las bestias, o La espada y el dragón, universos fantásticos en los que convivían fieras míticas y gigantescas, hombres musculosos y la presencia de la magia y la tensión sexual, antecedente directo de El señor de los anillos. La comunidad del anillo (2001), de Peter Jackson. Conan, el destructor (1984, dir. Richard Fleischer) Tanto Conan, el bárbaro, producción estadunidense-mexicana con locaciones en España, y su secuela Conan, el destructor (1984), de Richard Fleischer, filmada en nuestro país, no sólo resultan películas esenciales del subgénero, sino una muestra del gran oficio artesanal de sus realizadores: John Milius y Fleischer, respectivamente. Guionista polémico, especializado en temas militares y fanático de las armas, Milius fue el encargado de propagar la paranoia de la era Reagan con sus historias de corte fascista como lo muestran: Magnun 44, Los jóvenes defensores o la propia Conan, el bárbaro —las dos últimas dirigidas por él. A su vez, Milius fue responsable de filmes rodeados de un ambiguo liberalismo que funcionaban como metáforas del individualismo y de la soledad enmarcadas en escenarios apartados y salvajes, como sucede en El forastero, La ley del talión, El desertor y, sobre todo, Apocalipsis, la obra cumbre y suma sobre la guerra de Vietnam dirigida por Francis Ford Coppola con guion de Milius, quien había concebido una historia apolítica sobre la bestialidad de la naturaleza humana inspirada en El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. Conan, el destructor (1984, dir. Richard Fleischer) En Conan, con un joven Arnold Schwarzenegger, Milius centra su relato en uno de los héroes más populares del siglo XX concebido por Robert E. Howard: el relato de un niño de una aldea bárbara que graba en su memoria los rostros de un grupo de sanguinarios guerreros que han aniquilado a su familia y lo han convertido en esclavo de unos mercaderes. Sus temas militares de acción y venganza (con un guion coescrito con Oliver Stone), aparecen aquí, apoyado en un magistral diseño de producción, una gran banda sonora de Basil Poledouris y un reparto que incluía a: James Earl Jones, Max Von Sydow, Sandahl Bergman y la bella actriz italiana Cassandra Gaviola.Por su parte, Conan, el destructor, en la que Arnold lucía una vez más su musculatura y Grace Jones su recia figura negra y andrógina, resulta una secuela donde se exacerbaba la sangre, las escenas de acción, los muertos y las criaturas infernales como el poderoso Dios demonio Dagoth. Se trataba de un esmerado más no inspirado trabajo, por parte de un cineasta siempre eficaz como Richard Fleischer, hijo de Max Fleischer y sobrino de Dave Fleischer, creadores de dibujos animados como Popeye, Koko, el payaso y Betty Bop. De ellos, Fleischer heredó una cierta vena fantástica como lo muestran algunos de sus notables obras: Veinte mil leguas de viaje submarino, Viaje fantástico, Los vikingos y Cuando el destino nos alcance. Además, Fleischer supo adentrarse de manera inteligente en la personalidad sicópata de asesinos verdaderos en títulos como: Compulsión, El estrangulador de Boston y El estrangulador de Rillington Place. Conan, el destructor fue filmada en locaciones del desierto de Juárez, Durango, Bavispe, Sonora, Samalayuca, Chihuahua, Coahuila, Pachuca, la Hacienda Santa María Regla en Huasca de Ocampo en Hidalgo, el Nevado de Toluca y los Estudios Churubusco en la Ciudad de México.